lunes, 26 de enero de 2009

A ver si adivinas

¿A qué evento corresponde esta foto?

sábado, 24 de enero de 2009

La Niña que SILENCIO al mundo

Un llamado de atención para los que poseen las riendas del futuro de nuestro mundo.



El 3 de junio de 1992 una niña de 12 años llamada Severn Suzuki (quien a los 10 años fundó ECO - Environmental Childrens Organization -) con un grupo de amigos en Vancouver, se desplazó, junto a un grupo de niños (Vanessa Suttie, Morgan Geisler, Michelle Quigg) pertenecientes a ECO, desde Canada hasta la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo "The Earth Summit" celebrada por la ONU en Río de Janeiro.

miércoles, 21 de enero de 2009

Ilusiones Ópticas

Volumen 1 de "Loquendo"

lunes, 19 de enero de 2009

miércoles, 7 de enero de 2009

Preguntas y Reflexiones varias.

  1. Algo que he leído alguna vez (atribuído a Michel Foucault) expresa una especie de límite del lenguaje, y con ello un posible límite del ser humano. Lo tal se referiría al hecho de que siempre estamos obligados a "confesar" verdad. Aún cuando mentimos, o somos ambigüos a propósito, 'soportamos' ('afirmamos') nuestra posición en una 'verdad' que de algún modo puede ser verbalizada. De este modo diríamos que todo discurso (por el que 'aparecemos como seres humanos') viene a ser una especie de 'confesión' de nosotros mismos (el lenguaje pareciera no soportar la posibilidad última de la no-verdad).
  2. Lo anterior tiene, por lo menos, dos consecuencias: (a) La sospecha de todo discurso que se presente como inclusivo (amplio, no dogmático, etc.). (b) La difícil tarea que representa la empresa de generar un discurso (y con él, las posibilidades de la vida) capaz de ser auténticamente universal (no en el sentido moderno - que propaga el colonialismo europeo -, sino inclusivo de las diferencias). Esto último representaría - en tanto empresa - la posiblidad misma de la 'tolerancia' en un sentido apropiado (expresión de la intuición conceptual que se tiene en la vida cotidiana).
  3. Somos, aunque nos pese, poseedores de 'verdad' (de una verdad, de sus fragmento, de verdades, ...). Pero la condición de 'la verdad' - en el discurso - es el pólemos, entonces somos en el fondo guerreros. Nuestro destino, de algún modo, pareciera ser el de la mutua aniquilación (sobradas muestra de ello tenemos): ¿cómo revertir esto? (¿cómo hacer girar la gran rueda del lenguaje y desplazar sus ejes?).
  4. El camino, creo, ha de ser el del "AMOR". Pero: ¿hemos de transformar también el AMOR en un discurso?

martes, 6 de enero de 2009

Es dificil recomendar una película, pero ésta vale la pena ...

Once (Una Vez)
Glen Hansard es un cantante y compositor que interpreta sus canciones por las calles de Dublín, cuando no está trabajando en la tienda de su padre (Bill Hodnett). Durante el día, para ganar algún dinero extra, interpreta conocidos temas para los transeúntes, pero por las noches, toca sus propios temas en los que habla de cómo le dejó su novia. Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y, para sentirse un poco mejor, escribe canciones sobre el tema, pero, a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público. Glen y Marketa, acaban de improviso haciendo un dueto en una tienda de música, y será entonces cuando descubran que algo les une... http://www.filmaffinity.com/es/film726030.html

Te dejo los enlaces para que la bajes: Once.part01.rar - Once.part02.rar - Once.part03.rar - Once.part04.rar - Once.part05.rar - Once.part06.rar - Once.part07.rar - Once.part08.rar - Once.part09.rar - Once.part10.rar - Once.part11.rar - Once.part12.rar

lunes, 5 de enero de 2009

Algunas palabras que me impactaron en mi adolescencia.

Lo que me gusta de mi locura es que me ha protegido, desde el primer día, contra las seducciones de la élite; nunca he creído ser el feliz propietario de un «talento »; mi único objetivo era el de salvarme —nada en las manos, nada en los bolsillos— por el trabajo y la fe. Como consecuencia, mi pura opción no me elevaba por encima de nadie: sin equipo, sin herramientas, me he metido entero en la tarea para salvarme entero. Si coloco a la imposible Salvación en el almacén de los accesorios, ¿qué queda? Todo un hombre, hecho de todos los hombres y que vale lo que todos y lo que cualquiera de ellos.

Genealogía del fanatismo

En sí misma, toda idea es neutra o debería serlo; pero el hombre la anima, proyecta en ella sus llamas y sus demencias; impura, trasformada en creencia, se inserta en el tiempo, adopta figura de suceso: el paso de la lógica a la epilepsia se ha consumado ... Así nacen las ideología, las doctrinas y las farsas sangrientas.
Idólatras por instinto, convertimos en incondicionados los objetos de nuestros sueños y de nuestros intereses. La historia no es más que un desfile de falsos Absolutos, una sucesión de templos elevados a pretextos, un envilecimiento del espíritu ante lo Improbable. Incluso cuando se aleja de la religión el hombre permanece sujeto a ella; agotándose en forjar simulacros de dioses, los adopta después febrilmente: su necesidad de ficción, de mitología, triunfa sobre la evidencia y el ridículo. Su capacidad de adorar es responsable de todos sus crímenes: el que ama indebidamente a un dios obliga a los otros a amarlo, en espera de exterminarlos si se rehúsan. No hay intolerancia, intransigencia ideológica o proselitismo que no revelen el fondo bestial del entusiasmo. Que pierda el hombre su facultad de indiferencia: se convierte en asesino virtual; que transforme su idea en dios: las consecuencias son incalculables. No se mata más que en nombre de un dios o de sus sucedáneos: los excesos suscitados por la diosa Razón, por la idea de nación, de clase o de raza son parientes de los de la Inquisición o la reforma. Las épocas de fervor sobresalen en hazañas sanguinarias: Santa Teresa no podía por menos de ser contemporánea de los autos de fe y Lutero de la matanza de los campesinos. En las crisis mística, los gemidos de las víctimas son paralelos a los gemidos del éxtasis … Patíbulos, calabozos y mazmorras no prosperan más que a la sombra de una fe, de esa necesidad de creer que ha infestado el espíritu para siempre. El diablo palidece junto a quien dispone de una verdad, de su verdad. Somos injustos con los Nerones o los Tiberios: ellos no inventaron el concepto de herético: no fueron sino soñadores degenerados que se divertían con las matanzas. Los verdaderos criminales son los que establecen una ortodoxia sobre el plano religioso o político, los que distinguen entre el fiel y el cismático.
….

sábado, 3 de enero de 2009

LA INUTILIDAD DE LOS LIBROS

Me escribe un lector:

"Me interesaría muchísimo que Vd. escribiera algunas notas sobre los libros que deberían leer los jóvenes, para que aprendan y se formen un concepto claro, amplio, de la existencia (no exceptuando, claro está, la experiencia propia de la vida)".

NO LE PIDE NADA EL CUERPO...

No le pide nada a usted el cuerpo, querido lector. Pero, ¿en dónde vive? ¿Cree usted acaso, por un minuto, que los libros le enseñarán a formarse "un concepto claro y amplio de la existencia"? Está equivocado, amigo; equi¬vocado hasta decir basta. Lo que hacen los libros es desgraciarlo al hombre, créalo. No conozco un solo hombre feliz que lea. Y tengo amigos de todas las edades. Todos los individuos de existencia más o menos complicada que he conocido habían leído. Leído, desgraciadamente, mucho.
Si hubiera un libro que enseñara, fíjese bien, si hubiera un libro que enseñara a formarse un concepto claro y amplio de la existencia, ese libro estaría en todas las manos, en todas las escuelas, en todas las universida¬des; no habría hogar que, en estante de honor, no tuviera ese libro que usted pide. ¿Se da cuenta?
No se ha dado usted cuenta todavía de que si la gente lee, es porque espera encontrar la verdad en los libros. Y lo más que puede encontrarse en un libro es la verdad del autor, no la verdad de todos los hombres. Y esa verdad es relativa... esa verdad es tan chiquita... que es necesario leer muchos libros para aprender a despreciarlos.

LOS LIBROS Y LA VERDAD

Calcule usted que en Alemania se publican anualmente más o menos 10.000 libros, que abarcan todos los géneros de la especulación literaria; en París ocurre lo mismo; en Londres, ídem; en Nueva York, igual.
Piense esto:
Si cada libro contuviera una verdad, una sola verdad nueva en la su¬perficie de la tierra, el grado de civilización moral que habrían alcanzado los hombres sería incalculable. ¿No es así? Ahora bien, piense usted que los hombres de esas naciones cultas, Alemania, Inglaterra, Francia, están actualmente discutiendo la reducción de armamentos (no confundir con supresión). Ahora bien, sea un momento sensato usted. ¿Para qué sirve esa cultura de diez mil libros por nación, volcada anualmente sobre la cabeza de los habitantes de esas tierras? ¿Para qué sirve esa cultura, si en el año 1930, después de una guerra catastrófica como la de 1914, se discute un problema que debía causar espanto?
¿Para qué han servido los libros, puede decirme usted? Yo, con toda sinceridad, le declaro que ignoro para qué sirven los libros. Que ignoro para qué sirve la obra de un señor Ricardo Rojas, de un señor Leopoldo Lugones, de un señor Capdevilla, para circunscribirme a este país.

EL ESCRITOR COMO OPERARIO.

Si usted conociera los entretelones de la literatura, se daría cuenta de que el escritor es un señor que tiene el oficio de escribir, como otro de fabricar casas. Nada más. Lo que lo diferencia del fabricante de casas, es que los libros no son tan útiles como las casas, y después... después que el fabricante de casas no es tan vanidoso como el escritor.
En nuestros tiempos, el escritor se cree el centro del mundo. Macanea a gusto. Engaña a la opinión pública, consciente o inconscientemente. No re¬visa sus opiniones. Cree que lo que escribió es verdad por el hecho de haber¬lo escrito él. El es el centro del mundo. La gente que hasta experimenta difi¬cultades para escribirle a la familia, cree que la mentalidad del escritor es su¬perior a la de sus semejantes y está equivocada respecto a los libros y respec¬to a los autores. Todos nosotros, los que escribimos y firmamos, lo hacemos para ganarnos el puchero. Nada más. Y para ganarnos el puchero no vacila¬mos a veces en afirmar que lo blanco es negro y viceversa. Y, además, hasta a veces nos permitimos el cinismo de reírnos y de creernos genios...

DESORIENTADORES

La mayoría de los que escribimos, lo que hacemos es desorientar a la opinión pública. La gente busca la verdad y nosotros les damos verda¬des equivocadas. Lo blanco por lo negro. Es doloroso confesarlo, pero es así. Hay que escribir. En Europa los autores tienen su público; a ese público le dan un libro por un año. ¿Usted puede creer, de buena fe, que en un año se escribe un libro que contenga verdades? No, señor. No es posible. Para escribir un libro por año hay que macanear. Dorar la píldo¬ra. Llenar páginas de frases.
Es el oficio, "el métier". La gente recibe la mercadería y cree que es materia prima, cuando apenas se trata de una falsificación burda de otras falsificaciones, que también se inspiraron en falsificaciones.

CONCEPTO CLARO

Si usted quiere formarse "un concepto claro" de la existencia, viva.
Piense. Obre. Sea sincero. No se engañe a sí mismo. Analice. Estúdiese. El día que se conozca a usted mismo perfectamente, acuérdese de lo que le digo: en ningún libro va a encontrar nada que lo sorprenda. Todo será viejo para usted. Usted leerá por curiosidad libros y libros y siempre lle¬gará a esa fatal palabra terminal: "Pero sí esto lo había pensado yo, ya". Y ningún libro podrá enseñarle nada.
Salvo los que se han escrito sobre esta última guerra. Esos documen¬tos trágicos vale la pena conocerlos. El resto es papel...

Roberto Arlt - Aguafuertes porteñas

http://airesdetango.blogspot.com/2007/11/la-inutilidad-de-los-libros.html