sábado, 12 de diciembre de 2009

Viagra femenino: ¿realidad o treta comercial?

Por Jorge V Jaime (*)
La Habana, (PL) Consorcios farmacéuticos en Alemania y Estados Unidos están acondicionando la presentación en mercados internacionales de lo que llaman el Viagra-F, un bálsamo vivificante del apetito sexual en las mujeres.
La campaña transcurre acicalada con estadísticas inexorables, sondeos de opinión, estudios de género, y selectos ejemplos de cómo la medicina podría modificar para bien álgidas conductas de alcoba.
Una gran cantidad de expertos coincide en afirmar que la frigidez, mermas en la libido, y en general disfunciones en el deseo sexual afectan a entre el nueve y el 26 por ciento de las féminas en el mundo.
Encuestadores alegan que la gran diferencia en los por ciento se debe a que los síntomas dependen de la edad, apariencia física, y hasta del nivel cultural del individuo. Otras autoridades piensan distinto, como veremos luego.
El Viagra (masculino) apareció hace una década con el sello de los laboratorios Pfizer Inc., y pronto fecundó una industria muy rentable con más de 25 millones de clientes (enfermos reales u oficiosos) en todo el globo.
Las compañías BioSante Pharmaceuticals, con sede en Illinois, Estados Unidos, y Boehringer Ingelheim, desde la ciudad germana de Rhein, apuestan porque el terreno está listo para lanzar una versión Venus de la famosa píldora azul.
El fármaco de BioSante, LibiGel, se vendería como una especie de miel cargada de testosterona para aplicar y absorber a través de la piel, en un método que la firma aplaude como no invasivo.
Boehringer cree que lo importante es el contenido y no la forma. Adelantó que su producto -aún sin nombre comercial y temporalmente llamado Flibanserin- saldrá como otra pastilla romboide, pero desde luego rosada.
Ambas empresas aceitan sus cajas registradoras para lo que se prevé sea un grand slam de ventas. Solo esperan por la luz verde de organismos reguladores gubernamentales en Norteamérica y Europa.
La certificación decisiva podría ratificarse a mediados de 2010, y aseguran que ya se han hecho múltiples pruebas en animales, y de las llamadas doble ciego en adultos humanos.
En uno de esos escrutinios, tres mil mujeres en edad pre-menopáusica de Canadá, Estados Unidos, y el Viejo Continente ingirieron tabletas, tras manifestar que mantenían un discreto cociente de 2,8 eventos sexuales al mes.
Según resultados difundidos en el Congreso Europeo de Medicina Sexual, celebrado en noviembre en Lyon, Francia, mujeres que realmente tomaron el Flibanserin experimentaron un alza de hasta 4,5 episodios.
Otras, a las que se les suministró simples placebos como si fuera la verdadera medicina, expresaron como promedio general que el aumento en sus deseos sexuales derivó en unos 3,7 sucesos satisfactorios.
En resumen, es conocido que el Viagra del hombre es un vaso-dilatador directo y optimiza funciones hidráulicas del organismo. Por el contrario, el estimulante femenino trabaja en el alambrado cerebral, en la psiquis. Ahí comienzan los "peros".

Contrapunteo argumental
La doctora Petra Boynton, investigadora de la University College, en Londres, aclaró que "nadie debe esperar por la oblea mágica que resolverá todos los misterios. Puede desembarcar con efectos negativos", dijo.
Existen todo tipo de razones físicas, psicológicas y fisiológicas que pueden inducir un desorden hipoactivo en el deseo sexual femenino, la píldora seguro no atenderá a todas, explicó la catedrática.
Una probable consecuencia indeseable -agregó Boynton- es que bajo el tratamiento farmacológico parejas renuncien a hablar sobre problemas íntimos, y se desechen detalles esenciales en la comunicación.
Otros estudiosos como la psiquiatra canadiense Rosemary Basson, de la Universidad British Columbia, recordó a los fabricantes de emociones que la progresión del deseo sexual en los hombres es lineal, sin excesivos matices.
En cambio, en la mayoría de las mujeres confluyen más factores emocionales, instintivos, y relacionados con la intimidad o la probabilidad de satisfacción, lo que convierte a la progresión en circular, de acuerdo con la experta.
Sucintamente -explica Basson- , la mujer se parece más al hombre sólo en los inicios de las relaciones sentimentales, durante los roles de nuevos amantes, pero luego necesita mucho mayor estímulo. Y eso es natural, no anómalo.
Barbara Kantrowitz, renombrada feminista con una columna en la revista Newsweek, resume todo el alboroto en motivaciones mercantilistas: Hay cuatrillones de dólares en ventas esperando por la movida comercial, enfatizó.
No existe tal Viagra-F que pueda convencer a una mujer ciertamente cansada después de una larga faena laboral. Los especialistas, mayormente hombres, creen que las mujeres "sexualmente normales" deben parecerse a ellos, dijo.
Transcurrieron miles de años en la historia de la humanidad y aún nadie sabe con certeza que es lo realmente normal en cuanto al sexo: una vez por día, semana, o una por mes.
Por eso los estimados sobre supuestas disfunciones sexuales femeninas van desde un rango mínimo de nueve por ciento hasta un sorprendente y alto 26 por ciento, comenta Kantrowitz.
Un hecho es que el grupo Boehringer escogió letra pequeña para los siguientes "efectos colaterales negativos" del Flibanserin: fatiga, migraña, náuseas, infecciones urinarias, mareos, sinusitis, y diarreas.
(*) El autor es jefe de la Redacción Norteamérica de Prensa Latina.

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